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Foto del escritorJorge García García

El legado de las Spanish Girls

Actualizado: 28 dic 2018

Hace mucho tiempo, tanto como un siglo, el fútbol en España era cosa de hombres. Las mujeres apenas habían accedido al deporte y esta disciplina no se consideraba propia de su género por la cultura del momento. Paco Bru, sin embargo, decidió cambiar las tornas en junio de 1914. Este enamorado del balompié —jugador, entrenador, árbitro, periodista y seleccionador nacional— se propuso que las jóvenes de Barcelona se iniciaran en su práctica favorita. Potenció una entidad, la Agrupación Femenina Spanish Girls, y la dividió en dos conjuntos —Montserrat y Giralda— para que se enfrentaran en el campo del Español con el objetivo de recaudar fondos a beneficio de la Federación Femenina contra la Tuberculosis. Lo hicieron dos veces, pero el escaso éxito de público y la nefasta repercusión mediática terminaron con aquella primera intentona.

Se jugó el primer partido de fútbol entre representantes del sexo débil […] Esta actuación en el viril fútbol no nos satisfizo, no sólo por su poco aspecto sportivo sino porque a las descendientes de Eva se les obliga a adoptar inadecuadas e inestéticas posiciones que eliminan la gracia femenil […] las niñas futbolistas no convencieron a las personas amantes de lo bello.

Y es que el fútbol, que comenzó a hacerse notorio entre las mujeres de Francia e Inglaterra, no era bien visto por parte de los periodistas españoles. Mariano de Cavia, crítico deportivo, publicó varios artículos donde lo calificaba de ridículo y grotesco. Una vez más, se ponía freno a la posibilidad de incorporar esta disciplina al deporte femenino español. Sin embargo, se dieron casos reivindicativos durante los años veinte. Se creó un equipo femenino en Gijón, se disputaron varios partidos de exhibición en Zaragoza y Vigo por parte de equipos belgas —Fémina y Atlante—, se celebró un encuentro con equipos de Bilbao y San Sebastián, y apareció la figura de la gallega Irene González, la única guardameta que jugó en un equipo de fútbol masculino.

Alta, buena complexión, un tanto marimacho. Ágil, buena colocación y un blocaje seguro en las pelotas bombeadas. Decidida en sus salidas.

El siguiente intento de la mujer española por acceder al fútbol, vino de la mano de los espectáculos teatrales. A principios de los años treinta era muy común reunir a las artistas para disputar esperpénticos partidos de fútbol con afán recaudatorio, pero la vicetiple Consuelo Garcíadecidió darle un giro al evento y fomentó la creación de un conjunto serio en Valencia. Tal fue su incesante propaganda, que logró extender el amor al balón a medio centenar de jóvenes levantinas. Al cabo de un año, se formaron cuatro equipos en esa ciudad —Valencia, España, Levante y Athletic— e iniciaron una gira de cuarenta partidos por España, América y París. Influidos por esa conquista social, fueron apareciendo gradualmente otros equipos de fútbol por Barcelona —Europa—, Santander —Pontejos— o Vigo —Unión—.

Sin embargo, una vez más, llegó la Guerra Civil y paralizó dicha conquista femenina. La mujer quedó relegado a un segundo plano y el fútbol fue prohibido para ellas durante más de tres décadas. Conchita Sánchez Freirefue una de las que cambió las reglas. Con 13 años jugaba en el equipo masculino de su barrio, pero fue reclutada por Rafael Muga en 1970 para formar parte del primer partido femenino de la era franquista —8.000 espectadores y cientos de periodistas se congregaron en él—. Ella luchó por devolver a su género a los terrenos de juego y pronto se vio recompensada con la creación de la primera liga y la primera selección española. Con la mayoría de edad, y con la calidad que atesoraba, Conchita “Amancio” se marchó a Italia e Inglaterra para convertirse en profesional. Allí, jugando en el Lazio y en el Arsenal durante más de veinte años, pudo dedicarse profesionalmente al fútbol.

Su decisión permitió el despegue de las mujeres en el fútbol de nuestro país. En Salamanca se intentó en 1971, cuando las veintidós jugadoras del Palafox comenzaron a ejercitarse para disputar el Trofeo San Juan de Sahagún. Durante un tiempo realizaron una gira por toda la provincia, pero los horarios de entrenamiento —a primera hora de la mañana—, la ausencia de cantera y la falta de disposición para jugar competiciones oficiales impidieron que la aventura se prolongara en el tiempo. Ese proyecto duradero, consolidado en el ámbito del fútbol sala desde los años ochenta, llegaría al mundo del fútbol 11 en 1997, con la creación del equipo femenino del Ribert.

Durante más de un lustro, aquellas veinte mujeres —seleccionadas entre cincuenta— recorrieron España para competir en la primera división nacional. En ese ilusionante proyecto, con una enorme base de jugadoras de fútbol sala, se dieron cita numerosas deportistas de diversos perfiles. Veteranas, como las hermanas Alicia y Susana León —internacional por España—; adolescentes, como Espe, Tere, Cota o Patri; y bisoñas, como las jovencísimas Vanessa y Mari. Aunque nada impidió que su presencia revolucionara la ciudad. De hecho, hicieron su presentación en sociedad en una famosa discoteca del centro. Concejales, diputados, banqueros, federativos, patrocinadores... nadie quiso perderse su debut. Ni tan siquiera los jóvenes de la ciudad, que acudieron al viejo campo de Mirat para curiosear el estreno de aquel histórico conjunto.

Ese equipo dejó huella y dio paso a nuevos conjuntos en nuestra provincia durante el siglo XXI —Escuela Navegay Carbajosa—. Por eso hoy en día, con los equipos senior de Salamanca FF, Santa Marta,Capuchinosy Sporting Garrido, el fútbol charro tiene el peso que le corresponde en categoría femenina. Y todo ello gracias a aquellas pioneras.



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