*Dedicado a mi mujer, a mi padre, y a todos los que, como ellos, se juegan la vida cada vez que deciden subirse a una bicicleta.
Hace unas semanas, en nuestro primer artículo, hablábamos de un deporte de moda, el triatlón, cuyos orígenes se remontaban un siglo atrás. En esta ocasión vamos a girar las tornas para hablar de un deporte, espectacular a la vez que duro, cuya práctica, poco a poco, está quedando en desuso. El veterano ciclocrós se pierde, agoniza, en contraposición a las modernas pruebas BTT. Un deporte innegablemente bello, plástico, que, como tantos otros, ve como sus mejores días quedaron en el pasado. Al menos en nuestra comunidad pues este 2017 solo contará con dos pruebas, ambas, como marca la tradición, entre otoño e invierno. Como la misión de esta sección es recuperar el deporte pretérito, hoy vamos a ofreceros los días iniciales, y a la par más gloriosos, de esta disciplina a caballo entre el ciclismo y el campo a través. No en vano, la nomenclatura original en nuestro país fue la de cross ciclo-pedestre: un deporte donde el corredor, además de saber pedalear, necesita estar fuerte para soportar, sin fatiga, el peso de la bicicleta en su carrera a pie. El origen, como en tantos otros deportes, lo tenemos en Francia, cuando a un grupo de aventureros se les ocurrió, a principios del siglo XX, realizar una prueba por carreteras asfaltadas, sendas, riachuelos, zonas de hierba y barro. El paso por todos estos terrenos llevaba aparejado, en la mayoría de situaciones, tener que bajarse de la bicicleta para sortear los obstáculos que se encontraban por el camino, y esa situación parece ser que caló en gran parte del colectivo velocipédico. Con el tiempo, el número de carreras e inscritos fue creciendo. De la decena de participantes en las citas de 1902 y 1903, se pasó a centenares dos décadas después. Eso provocó la celebración del primer certamen internacional, organizado en París, en 1924. Un año después, también en el país galo, se disputó la primera prueba reservada a las mujeres. Aquí es donde debemos de anotar que, por aquellos días, sobresalían Eugenio Cristophe y Mademoiselle Billot. En nuestro país los primeros campeonatos de España de ciclocrós se instauraron a partir de 1929, aunque años antes ya había comenzado su expansión. La primera referencia que encontramos aparece en Vergara, con la disputa, en junio de 1926, del primer campeonato vasco. En febrero de 1927, con 20 kilómetros de distancia, se celebró el primer torneo guipuzcoano, que fue organizado por el famoso, y acuático, Club Deportivo Fortuna de San Sebastián. Después siguieron otros eventos en localidades vascas, como Baracaldo, demostrando que este deporte se extendió al resto del país desde el norte de España. La primera prueba celebrada en Madrid, con 25 kilómetros de distancia y varios cruces de arroyos, fue constituida por el Velo Club Portillo en marzo de 1929 y conquistada por Manuel López, imponiéndose de manera apretada a Telmo García y Francisco Llana. Este último ganaría numerosas pruebas en los años posteriores, convirtiéndose así en el indiscutible campeón madrileño de la especialidad. Como hemos dicho, la primera cita nacional, celebrada en San Sebastián, fue en abril de 1929. La ganó Joaquín Iturri, tras superar sobradamente a Eusebio Bastida —estos dos corredores fueron los primeros en representar a España en pruebas internacionales, consiguiendo además, durante los años posteriores, colocarse entre los veinte primeros en las citas de París—. El segundo campeonato de España, organizado dos años después, quiso que el resultado fuera inverso entre ambos. Tras un parón de tres años, la prueba fue conquistada por Fermín Apalategui —1934— y Juan Salarich —1935—. Posteriormente, a partir de 1940, el campeonato fue anual, teniendo como vencedores a figuras destacadas del ciclismo como Francisco Goenaga, Julián Berrendero, José Luis Talamillo, Jokin Mujika o el medallista olímpico José Antonio Hermida. También, a nivel de selecciones, España participó en diversas competiciones internacionales — siempre en Francia—. Nuestra escuadra, formada por los corredores Salarich, Gascón, Campaná y Casamada, acudió a los certámenes de París de 1935 y 1936 bajo el mando del mánager Saura. El ciclocrós, con portadas en As, conquistó en los años treinta a toda clase de públicos, convirtiéndose así en una época de ensueño para este espectacular deporte. Pero no aportaremos más datos, mejor os ofreceremos las destacadas imágenes de aquellos lejanos días.
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